Frases y Reflexiones

"Te amo tanto y es tan fuerte lo que siento por ti , que si bien en ocasiones siento el impulso de odiarte, no sólo me detengo sino que me alegro de que existas y vivas junto a mi, a pesar de que seas tan insoportable como yo" Walter Riso



jueves, 30 de septiembre de 2010

Quiero de Jorge Bucay

Quiero oírte, sin juzgarte.
Quiero opinar, sin aconsejarte.
Quiero confiar en ti, sin exigirte.
Quiero ayudarte, sin intentar decidir por ti.
Quiero cuidarte, sin anularte. Quiero mirarte, sin proyectar mis cosas en ti.
Quiero abrazarte, sin asfixiarte.
Quiero animarte, sin empujarte.
Quiero sostenerte, sin hacerme cargo de ti.
Quiero protegerte, sin mentiras.
Quiero acercarme, sin invadirte.
Quiero conocer las cosas tuyas que más me disgustan, aceptarlas y no pretender cambiarlas.
Quiero que sepas, que hoy puedes contar conmigo.
Sin condiciones.

viernes, 24 de septiembre de 2010

¿De qué cosas disfrutamos? y ¿cómo disfrutamos de ellas?

¿Cómo podemos decir que nos gusta algo o alguien si sólo tenemos la idea y no la experiencia profunda de ello?.

¿La comunicación es una herramienta que nos sirve para decir lo que queremos y para comprobar que ha llegado el mensaje correctamente?.

Creo que la respuesta a estas preguntas va de lo verdaderamente presente que este en nuestros procesos de percepción y comunicación la orientación al encuentro. Como en todo proceso hay una entrada para la percepción (un estímulo) un trabajo que se hace sobre esta entrada (orientado al encuentro) y una salida (respuesta) y esta respuesta a su vez será una entrada para el proceso de comunicación donde se hará un trabajo sobre ella (con orientación al encuentro) y el resultado sera una salida (un mensaje: que puede ser verbal o no).

Y ¿qué es orientarse al encuentro?, pues a mi me gusta mucho como enfocan el encuentro Silvia Salinas y Jorge Bucay en el libro Amarse con los ojos abiertos: "Yo contigo, Tú conmigo, Yo conmigo, Tú contigo, Nosotros con el mundo".

Entonces si percibo algo o a alguien tratando de conocerme y conocerle e interactúo con ese algo o alguien con la misma intención, estaremos ambos en el mundo presentes a través de la respuesta, que a su vez inicia otro proceso.

Una cosa que es importante, es saber si percibimos, procesamos, respondemos, etc  desde el amor y si los resultados son adecuados a la forma en la que queremos estar presentes en el mundo. Podemos hacerlo desde el miedo, los convencionalismos, nuestros complejos, nuestra crianza, etc pero no está mal elegir concientemente desde donde observo, proceso y respondo - vivo.

Yo les invito a reconocerse y reconocer todo lo que les rodea, a veces creemos que ya sabemos cómo son las cosas y no nos percatamos de que todo está en constante movimiento; nos quedamos apegados a ideas que quizá no sean ciertas y por último disfrutemos de los detalles, muchas veces los despreciamos, y es que estamos esperando el qué tan grande que no permite pararnos a disfrutar de los detalles? y nos decimos que no tenemos tiempo para conectar con los detalles, tenemos mucha prisa, tenemos que hacer el qué?.

Quizá si nos tomamos nuestro tiempo y lo empleamos en procesos de vida orientados al encuentro, vemos los detalles con ganas de verlos realmente y disfrutarlos como son, nos demos cuenta de que algunas cosas son diferentes de lo que pensabamos y eso nos haga más felices.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Limones

El Limón (Citrus limonun Risso, Citrus limon (L.)  Burm., Citrus medica)

Es un producto milagroso para matar las  células cancerosas.  Es 10,000 veces más potente que la quimioterapia.  ¿Por qué no estamos enterados de ello?  Porque  existen organizaciones interesadas en encontrar una versión sintética, que  les permita obtener fabulosas utilidades.  Así que de ahora en adelante   usted  puede ayudar a un amigo que lo necesite, haciéndole saber que le  conviene beber jugo de limón  para prevenir la enfermedad.  Su  sabor es agradable. Y por supuesto no  produce los horribles efectos de la quimioterapia.  Y sí tiene la  posibilidad de hacerlo, plante un árbol de limón en su patio o jardín.   Todas  sus  partes son útiles. 

La próxima vez que usted quiera beber un jugo, pídelo de limón natural  sin preservantes. 

¿Cuántas personas mueren  mientras este secreto ha estado celosamente guardado para no poner en riegos las utilidades multimillonarias de grandes corporaciones?

Como usted bien lo sabe el árbol de limón es bajo. No ocupa mucho  espacio,  Se le conoce con el nombre de Limonero, limón, lima , limoeiro  (gal.), llimoner (cat.), limoiaritz (eusk.).

La fruta es un cítrico que viene en diferentes presentaciones su pulpa  se la puede comer directamente o se la emplea normalmente, para elaborar bebidas, sorbetes, dulces etc. 

El interés  de esta planta se debe  a sus fuertes efectos anti cancerígenos.   Y aunque se  le atribuyen  muchas más propiedades,  lo más interesante de ella es el efecto que produce  sobre los quistes y los tumores. Esta planta es un remedio  de cáncer probado para los cánceres de todos los tipos.  Hay quienes afirman que es  de gran utilidad en todas las variantes del cáncer.

Se la considera además como  un agente anti-microbial de amplio  espectro contra las infecciones bacterianas y por hongos;  es eficaz contra los parásitos internos  y  los gusanos, regula la tensión arterial alta y es antidepresiva, combate   la tensión y los desórdenes nerviosos. 

La fuente de esta información es fascinante: procede de uno de los fabricantes de medicinas más grandes del mundo,  quien  afirma que después de más de 20 pruebas  de laboratorio, realizadas a  partir de 1970 los extractos revelaron que:

Destruye las células  malignas en 12 tipos de cáncer, incluyendo el de colon, de pecho, de próstata, de pulmón y de páncreas… 

Los compuestos de este  árbol demostraron actuar  10,000 veces  mejor retardando el crecimiento de las células de cáncer que  el  producto  Adriamycin, una droga quimioterapéutica, normalmente usada en  el mundo.  

Y lo que es todavía más asombroso: este tipo de terapia,  con el  extracto  de limón, destruye tan  sólo las malignas células  del cáncer y no afecta  las células sanas.  

Instituto de Ciencias de la Salud , L.L.C. 819 N. Charles Street Baltimore,  MD  1201

Existe una web llamada HSI- The Health Sciences Institute y comenta acerca del beneficio de los cítricos para la salud respecto al cáncer.

domingo, 12 de septiembre de 2010

¿Cuándo y cómo nos volvimos adultos?

¿Cuándo y cómo nos volvimos adultos?


En estos días me preguntaba: ¿en qué momento de la vida dejamos de ser niños?, ¿cuándo se acaba esa maravillosa actitud de haberte caído jugando, llorar un poco porque dolió y luego salir corriendo a jugar de nuevo con la misma alegría y entrega que antes de caernos?...


Nos volvemos adultos y ya no nos da taquicardia cuando vemos una explanada cubierta de césped, ya no sentimos esa alegría que nos impulsaba a correr por el mero hecho de que lo sentíamos, esas ganas tan llenas de vida y de nosotros mismos que nos hacían correr por horas, sudar, reír, compartir puramente con la naturaleza y cualquier ser que estuviera cerca.

¿Cuándo dejamos de jugar con los amiguitos?, ¿cuándo desconectamos?...

Y es que creo que hemos malinterpretado esto de crecer, de madurar, de hacernos adultos. Mi hermanito menor le dijo algo a mi madre que pienso que encierra gran parte de lo que nos puede llevar a entendernos; le dijo “mamá, la inteligencia no es leer y aprenderse lo que otros han inventado, la inteligencia es crear algo nuestro / propio para que los otros se lo aprendan”.

Me parece que si comenzamos a ver en nuestra inteligencia más profunda lograremos reconectar, busquemos aquello que nos hace sentir como niños y conectemos a través de eso con nuestra propia inteligencia, esa que no se mide con un test o que va de ver cuanto puedes recordar de las cosas que han inventado los demás. Creo que al conectar con esto se abrirá como un grifo de sabiduría que nos ayudará a crecer de una manera más apropiada, que nos permitirá ser verdaderos adultos, o como me dijo una vez un queridísimo amigo, niños conscientes.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Preparado para el combate, pero con dudas

Preparado para el combate, pero con dudas



Llevo un extraño uniforme, lleno de cremalleras, y elaborado con un tejido muy grueso. Llevo guantes, para no herirme en las manos. Cargo con una especie de lanza, casi tan alta como yo, que en un extremo termina, por un lado, en un tridente, y por el otro, en una afilada punta.

Y ante mis ojos, aquello que, de un momento a otro, va a ser objeto de mi ataque: mi jardín.

Con la lanza en la mano, comienzo a arrancar la mala hierba que se ha mezclado con el césped. Continúo así durante un tiempo, sabiendo que las plantas que arranco morirán antes de que pasen dos días.

De repente, me pregunto: ¿está bien lo que hago?

Aquello que llamo “mala hierba” no es sino un intento de supervivencia por parte de una especie que la naturaleza tardó millones de años en crear y hacer evolucionar. La flor necesitó incontables insectos para ser fertilizada, hasta que se transformó en semilla, el viento la esparció por todos los campos de alrededor, y de este modo, como no está en un único lugar sino en muchos, sus posibilidades ahora de llegar hasta la primavera son mucho mayores. Si estuviese concentrada en un solo lugar, acabaría siendo pasto de los animales herbívoros, de una inundación, un incendio o una sequía.

Pero todo este esfuerzo de supervivencia tropieza ahora con la punta de una lanza, que la arranca de la tierra sin piedad.

¿Por qué hago eso?

Alguien creó este jardín. No sé quién fue, porque cuando compré la casa ya estaba aquí, en armonía con las montañas y con los árboles de su alrededor.

Pero el creador debió de hacer su trabajo concienzudamente, plantar las semillas con gran esmero y planificación (hay un seto de arbustos que oculta la cabaña donde guardamos la leña), y cuidar del jardín a lo largo de innumerables inviernos y primaveras.

Cuando me hizo entrega del viejo molino, donde paso algunos meses al año, el césped estaba impecable. Ahora me toca a mí dar continuidad a su trabajo, pero no dejo de pensar en una cuestión filosófica: ¿debo respetar el trabajo del creador, o debo aceptar el instinto de supervivencia que la naturaleza dio a esta planta, hoy llamada “mala hierba”?

Continúo arrancando las plantas indeseables y colocándolas en una pila que pronto arderá en llamas. Tal vez esté dando demasiadas vueltas a temas que no tienen nada que ver con la reflexión, sino con la acción. Sin embargo, cada gesto del ser humano es sagrado y está lleno de consecuencias, lo que me obliga a pensar más sobre lo que estoy haciendo.

Por un lado, esas plantas tienen derecho a crecer y extenderse por donde les plazca. Por otro lado, si no las destruyo ahora, terminarán ahogando el césped.

En el Nuevo Testamento, Jesús dice que hay que arrancar la cizaña para que no se mezcle con el trigo.

Sin embargo, con o sin el respaldo de la Biblia, me enfrento al problema concreto al que siempre se enfrenta la humanidad: ¿hasta qué punto es posible entrometerse en la naturaleza? Esta intromisión, ¿es siempre negativa, o puede a veces ser positiva?

Dejo a un lado el arma, también conocida como azada. Cada golpe significa el final de una vida, la inexistencia de una flor que se habría abierto en la primavera; la arrogancia del ser humano que quiere moldear el paisaje a su alrededor. Necesito reflexionar más, porque en este momento estoy ejerciendo un poder de vida y de muerte.

El césped parece decir: “protégeme, esta hierba me va a destruir”. La hierba también habla conmigo: “vine de muy lejos para llegar a tu jardín; ¿por qué quieres acabar conmigo?”.

Al final, el texto indio Bhagavad Gita viene en mi ayuda. Recuerdo la respuesta de Krishna al guerrero Arjuna cuando éste, desalentado antes de una batalla decisiva, tira sus armas al suelo y dice que no es justo participar en un combate que terminará matando a su hermano. Krishna responde más o menos lo siguiente: “¿Piensas que puedes matar a alguien? Tu mano es Mi mano, y todo lo que haces ya estaba escrito así. Nadie mata, y nadie muere.”

Animado por este súbito recuerdo, empuño de nuevo la lanza, ataco a las hierbas que no fueron invitadas a crecer en mi jardín, y me quedo con la única lección de esta mañana: cuando algo indeseable crece en mi alma, pido a Dios que me dé el mismo valor para arrancarlo sin piedad.

Tomado de Ser como el río que fluye de Paulo Coehlo